jueves, 26 de abril de 2012

EL PERENNE INSTANTE



«Se acabó el pasado; soy un futuro en camino (...) si sientes algún día la violencia impositiva de una mirada, no te vuelvas, no rompas el conjuro, continúa colando mi café y déjame vivirte para siempre en el perenne instante» Ernesto Guevara.

Esta noche oscura y sorda, calla ante tu mirada de fuego.
Este gélido aire de madrugada en abril susurra tu nombre,
Mientras tus últimos pasos van fraguando mi ego,
Van ahuyentando mis anhelos, van menguando mi enjambre
De sueños y risas, de ilusión y esperanza, de fe y alegría
Porque me importaron más tus besos malditos que la vida mía.
 Porque debo estar demasiado aturdida para escribir poesía.

Porque no hay razón para recordarte más que la necedad.
¿Será por esa razón que tu adiós me duele tanto?
A veces me pregunto si hay algo más, si no es solo el deseo y su manto?
O tal vez mi sincera fragilidad para ceder ante lo irresistible
Ante lo imposible de tus labios de carmesí, rojos rojos…
Como la bandera de ese mundo que estamos forjando, creyendo en lo imposible.

Pero eso es todo, a lo lejos alguien me llama.
Y aquí dentro mi corazón ha hecho un pacto con mi angustia.
Te vas y yo no tengo derecho a llorarte.
Mi nostalgia no es más que una cobardía inerve y mustia.
No es más que el canto de un pájaro encerrado
No es más que la parsimonia del pasado.
No es más que la soledad embotellada en tu destino trazado.

Ya no hay fronteras,  ni siquiera recuerdos. Solo un Hasta siempre puro y expatriado.