viernes, 7 de diciembre de 2012

A MEDIAS


El universitario de ojos claros está sentado en la plaza de la ciudad
Espera a una compañera que tarda en llegar. Tiene una carta sin enviar.
Un sueño sin cumplir, un libro sin leer.
Todo lo tiene a medias, incluso la mitad de su vida incompleta.

Revisa su maleta, un diario sin verdad, unos lentes negros, un lapicero roto, un libro de Benedetti, un papel arrugado.
Revisa su alma: Un dolor incrustado, un amor lejano, un abril que no encuentra final agonizando entre el derrumbe de su fe.

En su mirada acuosa, se han ahogado mil muchachas,
Un par de muchachos y su madre ausente,
Que ya no lo mira pero que aun lo siente.

Con sus manos blancas ha escrito cien pronunciamientos,
Un par de canciones y una sola carta de amor.

Con su vida forja un mundo nuevo, pero no la vive, la regala.
Es feliz con la felicidad de los demás pero no con la suya.
Le gustan los tangos de Gardel, pero no los baila.
Ha leído a Marx pero prefiere a Guevara.
Custodia su soledad la música de moda, pero no la disfruta.
Le gustan las fotografías en blanco y negro pero el sepia lo enloquece.

Se contradice y se reafirma.
Se enamora y se divorcia.
Se duerme y se despierta.
Bosteza y suspira,
Fuma e inspira el vicio de la tarde que muere.
Bueno, que casi muere. Siempre a medias, como el recuerdo permanente sus existencia incompleta.

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